miércoles, 12 de mayo de 2010

On connaît la chanson

Cuando era niño mis padres solían escuchar muchos discos franceses. Inevitablemente terminé asimilando esa música. Durante mi adolescencia me pasó que, en una charla con un amigo, quise convencerlo (porque yo también lo estaba) de que el clásico “Você abusou” del dúo brasileño Antonio Carlos y Jocafi era un cover de la canción francesa “Fais comme l’oiseau” que interpretaba Michel Fugain. Evidentemente me equivocaba. Pero sucede que en el Hexágono es muy común que las canciones se traduzcan de un idioma a otro con el objetivo de tornarlas más apetecibles para el público local, haciendo de ese modo que muchos franceses jamás lleguen a interesarse por escuchar la pieza original.
Francia es un país que pone mucho énfasis en la defensa de su idioma oficial. El francés es para los franceses un patrimonio tan valioso como sus catedrales o sus minas de hierro. Por ello en 1994 el ministro de Cultura de esa época, Jacques Toubon, promocionó la sanción de una ley que levantó algo de polémica; se trataba de una ley que obligaba al Estado de Francia a no usar términos de otros idiomas que no fuesen el francés a la hora de redactar documentos oficiales, y recomendaba abandonar paulatinamente el uso de los otros idiomas (particularmente el inglés) de las otras esferas sociales –ello motivó a que, por ejemplo, en ciertas publicidades en las que se utilizaban anglicismos aparecieran asteriscos junto a ellos para indicar su equivalente en lengua vernácula.
Muchos dicen que la ley Toubon (satirizada como “loi Allgood” ya que Toubon suena a “Tout bon” o “Todo bien”) se hace eco de aquella famosa tesis de René Étiemble, un recordado lingüista que en 1964 escribió Parlez-vous franglais ?, en donde sugería que la progresiva entrada de neologismos en inglés provenientes de EEUU significaba también un silencioso proceso de colonización espiritual orientado a inculcar en Europa la conformista american way of life (de más está recordar que Étiemble, un sinólogo riguroso y admirador de Mao, fue uno de los referentes culturales del estruendoso colectivo artístico Mai 68 Inc.).
Sea lo que sea la ley exige también cupos para música francófona. Buenas o malas, el 40% de las canciones que por día pueden escucharse en cualquier radio francesa tienen que ser en francés. Esto abre todo un debate acerca de la calidad de lo que se consume, la defensa de la producción local, la apertura al mundo, y la identidad nacional que cruza diversas opiniones y enfrenta a diferentes criterios.
En ese marco de debate surge el proyecto Pardon My French. En rigor el proyecto no surge de ese marco, pero se ajusta de algún modo a él. Pardon My French se gestó cuando un DJ, conocido como Glafouk, grabó una versión muy simpática de “Wannabe”, el hit noventoso de las británicas Spice Girls; su versión se llama “Wanna Beanz” y tiene la particularidad de haber tomado la letra original en inglés y haberla volcado al francés de un modo casi literal, sin preocuparse demasiado por adaptarla para evitar las horrisonías. Tras postearla en los foros de Musiques Incongrues, ganó rápida aceptación, y se generó un movimiento de inteligencia colectiva (o idiotez compartida, depende de cómo se vea) en el que otros foristas comenzaron a tomar canciones en inglés u otros idiomas para volcarlas al francés. El resultado es un sitio en Internet en el que ironizan con toda la cuestión de la identidad nacional ofreciendo cerca de 150 canciones extranjeras –y el número va en aumento– “allgoodizadas”.
La calidad de cada canción depende de quien fue el que la construyó. Todos los participantes del proyecto tienen cierto talento para hacer lo que hacen, pero algunos son más profesionales que otros y, por tanto, suenan mejor (mejores bases musicales, mejor afinamiento de las voces, etc.).
Lo más simpático de las canciones es que además traducen los nombres de sus cantantes al francés: así Michael Jackson deviene “Michel fils de Jacques”, Frankie goes to Hollywood pasa a ser “Francis va au Bois Sacre”, Nirvana se torna “Béatitude extatique”, y Billy Idol y Barry White se transforman –respectivamente– en “Guillaume Idole” y “Barry Blanc” (también hay muchos juegos de palabras, como hacer de David Bowie un tal “David Beau-Oui”, o a Lady Gaga llamarla “Femme Cinglée”, o traducir Marilyn Manson por “Brigitte Dutroux”, o incluso convertir a Marvin Gaye en “Marvin Le Homo”, a Cindy Lauper en “Cindy La Peur” y, brillantemente, a Ke$ha en “Ke€ha”).
Así que si alguna vez quisieron escuchar “Hallelujah” de Leonard Cohen, “Wandering stars” de Portishead,
Falling de Julee Cruise, “Beat on the brat de The Ramones, “Moonlight Shadow” de Mike Oldfield, Whip it de Devo, “Jamming” de Bob Marley o “Golden Brown” de The Stranglers cantadas en francés (o, incluso, si quieren torturarse un poco con versiones francófonas de “Barbie Girl” de los daneses Aqua, “Vamos a la playa” de los italianos Righeira, “Boom Boom Boom Boom” de los neerlandeses Vengaboys o “Ice Ice Baby” del norteamericano Vanilla Ice) al menos tienen a su alcance a estas versiones lo-fi de distribución gratuita surgidas de Internet. Y claro, como buen fenómeno de Internet, en Pardon My French se puede oír y descargar -aunque en una versión difícil de digerir- “Te laisserai pas en haut” de Rick Astley. 



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