Esta vez el escritor decidió revisitar el periodo donde dejó atrás la adolescencia para comenzar a convertirse en adulto (con su libro Coma de 2006 había narrado su experiencia con la depresión y la crisis de la mediana edad, mientras que en Formation de 2007 habló sobre su niñez en la casa familiar y en Arrière-fond de 2010 rememoró el despertar sexual de su adolescencia).
Por cuestiones estilísticas y temáticas, Guyotat no resulta un escritor apto para cualquier tipo de lector. En efecto, tanto su modo de escribir como los asuntos sobre los que escribe pueden resultarles repelentes al gran público. Su prosa no pretende ser lírica ni musical, sino original, motivo por el cual a veces resulta bastante complejo descifrar un párrafo de su autoría. Por otro lado algo que atraviesa a los textos de Guyotat es su obsesión por el sexo y su exposición de la violencia. Por ende, si no se está dispuesto a leer con paciencia y a sumergirse en el lado sórdido de la existencia, lo mejor es alejarse de este autor.
Argelia, en su horizonte inmediato, le dejará a Guyotat sus dos obras más exitosas: la antibélica Tombeau pour cinq cent mille soldats -a la que Michel Foucault quiso ver como un libro fundamental de las letras francesas- y ese monumento a la perversión de Éden, Éden, Éden. Pero, según cuenta en Idiotie, para llegar hasta allí el escritor tuvo que atravesar la soledad, la sumisión, la humillación y la represión, productos naturales de su desprecio por las jerarquías y las autoridades.
El libro hace mucho uso del recurso del primer plano, es decir se demora en describir imágenes, sonidos y olores, para crear la sensación de la vivencia en lugar del mero recuento. Porque la autobiografía, para Guyotat, no consiste en evocar hechos del pasado, sino más bien en actualizar recuerdos para significarlos o resignificarlos.
0 comentarios:
Publicar un comentario