jueves, 29 de noviembre de 2018

El estilo y la furia

El jurado del Premio Médicis reconoció a Idiotie de Pierre Guyotat como la mejor novela francesa del 2018. Sin embargo el libro no es exactamente una novela como las otras ocho o nueve que ha publicado Guyotat a lo largo de sus 78 años de vida, sino que se trata más bien de un relato autobiográfico, el cuarto de una serie que ya viene publicando desde hace más de una década.

Esta vez el escritor decidió revisitar el periodo donde dejó atrás la adolescencia para comenzar a convertirse en adulto (con su libro Coma de 2006 había narrado su experiencia con la depresión y la crisis de la mediana edad, mientras que en Formation de 2007 habló sobre su niñez en la casa familiar y en Arrière-fond de 2010 rememoró el despertar sexual de su adolescencia).

Por cuestiones estilísticas y temáticas, Guyotat no resulta un escritor apto para cualquier tipo de lector. En efecto, tanto su modo de escribir como los asuntos sobre los que escribe pueden resultarles repelentes al gran público. Su prosa no pretende ser lírica ni musical, sino original, motivo por el cual a veces resulta bastante complejo descifrar un párrafo de su autoría. Por otro lado algo que atraviesa a los textos de Guyotat es su obsesión por el sexo y su exposición de la violencia. Por ende, si no se está dispuesto a leer con paciencia y a sumergirse en el lado sórdido de la existencia, lo mejor es alejarse de este autor.

Idiotie cuenta el segmento de la vida del escritor que va desde 1958 hasta 1962. Convencido de que su vocación es literaria, deja la provincia para instalarse en París. Pero lo hace sin la aprobación paterna, por lo que termina como un vagabundo en la Ciudad Luz, llegando incluso a encontrar resguardo debajo de un puente. Empero esa privación e incomodidad es hasta gozosa comparada con lo que viene después para el narrador, ya que en 1960 lo obligan a servirle militarmente a su país y, como hay una guerra en curso en los territorios argelinos, termina involucrado en un conflicto bélico del cual, obviamente, no tiene interés alguno en participar (y que, pese a ello, devendrá luego una cuestión fundamental de su experiencia como escritor).

Argelia, en su horizonte inmediato, le dejará a Guyotat sus dos obras más exitosas: la antibélica Tombeau pour cinq cent mille soldats -a la que Michel Foucault quiso ver como un libro fundamental de las letras francesas- y ese monumento a la perversión de Éden, Éden, Éden. Pero, según cuenta en Idiotie, para llegar hasta allí el escritor tuvo que atravesar la soledad, la sumisión, la humillación y la represión, productos naturales de su desprecio por las jerarquías y las autoridades. 

El libro hace mucho uso del recurso del primer plano, es decir se demora en describir imágenes, sonidos y olores, para crear la sensación de la vivencia en lugar del mero recuento. Porque la autobiografía, para Guyotat, no consiste en evocar hechos del pasado, sino más bien en actualizar recuerdos para significarlos o resignificarlos. 

Probablemente Idiotie no sea un libro excepcional en si mismo, pero es una muestra del talento de Guyotat. Creo que así lo entendió el jurado del Premio Femina, que, en lugar de galardonar su última publicación, le otorgaron al escritor un reconocimiento por el conjunto de los textos que componen su obra, una obra de estilo y furia.


* Guyotat, Pierre. Idiotie. París: Grasset, 2018. 19  

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