jueves, 25 de febrero de 2010

El tren de la historia

Si se revisan las listas de los libros más vendidos en Francia durante los últimos tres meses, se puede constatar que en todas ellas aparece Métronome de Lorànt Deutsch. En efecto, este libro, subtitulado “La historia de Francia al ritmo del Métro parisino”, ha ganado el favor de los lectores franceses (Le Parisien informa que dos tercios de los libros vendidos fueron adquiridos en librerías lejos de la capital).

El libro es la ópera prima de Lorànt Deutsch, un actor cuyo verdadero nombre es Lazlo Matekovics. Deutsch –que ha aparecido en una generosa cantidad de películas, programas de televisión y obras teatrales vinculado casi siempre a roles cómicos– consigue allí construir una ingeniosa estructura para acomodar sus investigaciones como historiador. París está atravesada por el Métro, una serie de trenes subterráneos y suburbanos que desde hace más de un siglo la interconecta de este a oeste y de norte a sur. Sus estaciones son numerosas, pero Deutsch sólo elige 21, pues liga cada una de ellas a uno de los 21 siglos sobre los que escribe: cada desplazamiento espacial se torna también un desplazamiento temporal. Así empieza hablando de la arcaica Lutecia de los galos (estación de la Cité) y termina discurriendo sobre la París multiétnica y pluricultural de Sarkozy (estación de la Défense).

La obra intenta abarcar no sólo la historia de una ciudad, sino la de todo un país, pero la mayoría de los eventos más importantes que afectaron a la vida francesa en los últimos dos mil años ocurrieron en la ciudad capital. Por tanto el libro se torna muy parisino, y acentúa esa condición porque Deutsch se complace en revisar rincones de la ciudad –cual buscador de oro– para descubrir monumentos, calles, plazas y edificios que remiten a diversos episodios históricos de Francia. En algunos momentos Deutsch es un guía turístico, en otros, un taxista o un policía. El efecto que se busca es mostrar que París está llena de reliquias, y que de algún modo la historia que éstas evocan sigue viva y vigente; una suerte de flânerie en la época de las cámaras de vigilancia y Google Books.

Quizás lo mejor del libro es el estilo accesible de su prosa: Deutsch no escribe con la pesadez académica, sino que narra con soltura, dialoga con el lector, introduce flash-backs, cavilaciones etimológicas y anécdotas poco conocidas sin romper con la fluidez de su relato. La apreciación arquitectónica es el elemento aglutinante de los capítulos.

Por otro lado, Métronome trata de no ser agobiante, pese a ser un libro extenso (casi 400 páginas). La multiplicidad de capítulos le permiten al texto tratar de mantener el equilibrio, dedicando una buena cantidad de espacio tanto a Santa Genoveva y Dagoberto como a Robespierre y Napoleón, a la Francia de Carlomagno como a la de Juana de Arco, Luís XIV o Pétain. No es la imagen de una París (ni de una Francia) plena de maravillas la que presenta el libro, pues Deutsch no esconde los hechos truculentos ni la feroz violencia que ha vivido el país a través de los siglos.

Para gozar del libro en todo su alcance, es necesario conocer y haber vivenciado la geografía de París. De lo contrario hay que recurrir a mapas y postales, cosas de las que el libro –en su edición originaria– carece. El texto también escamotea la bibliografía, pero la huella de Braudel, Guizot, Michelet, Ferro, Decaux, Hillairet, Lenotre, como también las de las “guías negras” de la editorial Tchou, se vuelven visibles. 

Métronome ha gustado tanto a los franceses que ya se habla de invitar a Deutsch a escuelas para dar conferencias a los estudiantes. A su vez la editorial que ha publicado el manuscrito prepara una inminente edición ampliada del libro, llena de ilustraciones, mapas y referencias bibliográficas para aprovechar la explosión de ventas que la obra ha ocasionado.

* Deutsch, Lorànt. Métronome : L'histoire de France au rythme du métro parisien. Michel Lafon, Neuilly-sur-Seine Cedex, 2009, 17,90 €

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