Nadie en el mundo libresco
hexagonal sabe cómo se llama exactamente Antoine Volodine, ya que el nombre no
es más que un seudónimo. El eco ruso de ese patronímico no es casual: a Volodine
se lo conoce por haber traducido al francés a un puñado de libros escritos en
la lengua de Tolstoi. Y, junto con ello, también se lo reconoce como alguien
que ha indagado con profundidad en torno al nacimiento, crecimiento y muerte de
la Unión de
Repúblicas Socialistas Soviéticas.
La rusofilia y la curiosidad
sobre los efectos del comunismo en el alma humana llevaron a Volodine a
inventar lo “post-exótico”, que vendría a ser la matriz sobre la cual se
acomoda toda su obra ficcional: “post” remite a un futuro que en realidad habla
del pasado, y “exótico” equivale a una tierra imaginaria la cual, a su modo, refleja
a la mismísima Francia. La confesa intención de la empresa literaria de
Volodine sería la de escribir literatura extranjera pero en francés; no
obstante es obvio que lo post-exótico no es más que una excusa para mezclar con
naturalidad a lo cotidiano con lo fantástico, algo que le permite al autor una
total libertad creativa para abordar los temas que aborda (normalmente
cuestiones relacionadas a la guerra, el genocidio, la revolución, la
propaganda, los poderes mágicos y la alienación) sin tener que estar demorándose
en explicaciones superfluas.
La literatura post-exótica
–influenciada por Platonov, Shalámov, Bulgakov y Zamiatin, pero también por
Tarkovski y Eisenstein– tiene un puñado de cultores, que en realidad son todos
avatares de Volodine (al igual que Fernando Pessoa o Søren Kierkegaard, este
autor emplea diversos nombres para firmar su propia obra). Terminus Radieux, obra premiada con el Medicis, es tanto una suerte
de síntesis de los cuarenta libros post-exóticos precedentes, como una puerta
de entrada al universo de Volodine para los neófitos.
La historia comienza indicando
que, tras el naufragio de la Segunda Unión
Soviética, una serie de accidentes nucleares se han desencadenado debido a la
negligencia burocrática en una zona que vendría a ser Siberia. Tres hombres que
integran la resistencia al régimen, buscando el modo de hallar un refugio para
evitar la persecución que sufren, deciden aventurarse en unos territorios que
se han tornado inhabitables a causa de la radioactividad que los afecta. Temiendo
que no podrán evitar un destino luctuoso, los disidentes atraviesan las taigas
y las estepas hasta encontrar Terminus Radiante, un koljós (o granja colectiva)
que está aislado del mundo, lo que significa que el Partido no ejerce allí su
dominio. En ese lugar conocerán al jefe comunal, que es una suerte de hombre
con aspecto de ogro o de oso, el cual alimenta su poder a través de extrañas
prácticas chamánicas. Insensible a la radiación, este sujeto parece guardar más
de un obscuro secreto.
Frente a una naturaleza devastada
por siglos de acción humana sobre el paisaje, una comunidad de campesinos (muchos
de ellos mutantes) y soldados peregrinan buscando un lugar en donde estar a
salvo: la novela narra así las aventuras y desventuras de una humanidad
crepuscular, en un lugar y en un tiempo donde la existencia parece prolongarse
indefinidamente, y donde lo onírico convive con lo real, como si fuese una
especie de limbo en el que es difícil distinguir el día de la noche, el bien
del mal, o la civilización de la barbarie. Nadie en la novela parece estar
capacitado para convertirse en héroe, pues hay una atmósfera de sordidez que
todo lo impregna; de allí que los campos de concentración emerjan como los
sitios más seguros para sobrevivir en un escenario como ese.
La entrega del Medicis a Volodine
llega como el reconocimiento a un trabajo realizado en torno a una idea de lo
político y a una serie de obsesiones personales que, recientemente, han
encontrado una forma de expresión aceptable. El Medicis, de alguna manera,
tiene por tarea la de consagrar a autores postergados o ignorados, sobre todo
por el público lector. En ese sentido Volodine lo tenía más que merecido. Empero
ello no quita que este autor sea visto como una extravagancia en las letras
francesas.
* Volodine, Antoine. Terminus Radieux.
Seuil, París, 2014, 22 €
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