jueves, 20 de enero de 2011

La fantasía oral de Clara Morgane

Emmanuelle Aurélie Munos es una joven francesa, descendiente de una familia de pieds-noirs españoles, que, por algún drama de disfuncionalidad familiar o algo parecido, devino “Clara Morgane”, una actriz pornográfica, modelo y empresaria que busca incursionar en el mundo de la música.
Tras haber editado DéCLARAtions en 2007, la hardeuse jubilada lanzó su segundo álbum, Nuits blanches, en 2010. Apostando a la sonoridad electrónica, Morgane intenta darle un toque pop a su música. Uno se atreve a pensar, entonces, que esta bella mujer sigue el camino trazado por la inglesa Sophie Ellis Bextor o la noruega Anneli Drecker, pero al escuchar sus canciones es evidente que lo que Morgane intenta ser es una versión sin carisma de la canadiense Nelly Furtado en su etapa Loose.
En diversas entrevistas, la propia Morgane ha dejado en claro que ella no es sólo intérprete de su música, sino también compositora, o al menos co-compositora. En realidad, donde Clara ha tenido una participación activa en la elaboración de Nuits blanches ha sido, según su propio testimonio, en la escritura de las letras. Las anfibologías, las anadiplosis, las hipálages y todas las demás figuras que un lingüísta entrenado en el arte del análisis retórico pueda encontrar son producto de su minerva, inspiradas en parte por el malabarismo verbal del propio Serge Gainsbourg, de quien se confiesa admiradora. Se deduce entonces que las historias que relatan los textos cantados contienen elementos biográficos de la propia Morgane.
En una entrevista con la edición francesa de FHM, Clara Morgane menciona que durante su adolescencia ella disfrutó de la escena electrónica, asistiendo a eventos como el Techno Parade o el Gay Pride de Marsella. Evidentemente mademoiselle Morgane busca penetrar en el mercado gay, uno de los pocos espacios en donde su trabajo musical puede llegar a ser bien recibido.
En la entrevista de FHM también le preguntan sobre su pasado en el mundo de la pornografía (entrevistar a Clara Morgane y no preguntarle eso, sería como tener la oportunidad de entrevistar a Dominique Ingres y pasarse todo el tiempo hablando de sus virtudes como violinista). Morgane contesta lo de siempre: fue una experiencia excitante, le sirvió para descubrirse como mujer, le permitió creer en su potencialidad, y bla bla bla. Un hermoso mensaje para las niñas de entre 12 y 16 años que descubren que la pornografía puede ser sólo una vía más para el éxito artístico.

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