martes, 15 de febrero de 2011

La princesa sin el dragón

Nunca es sencillo superar al “grupo anterior”, especialmente si éste ha sido deslumbrante. Wings, Argent, Style Council, Fun Boy Three, Manassas y Dirty Pretty Things deberían ser prueba suficiente para confirmar la veracidad de la anterior aserción. Sin embargo el nuevo proyecto de Natacha Le Jeune –que llega tres años después de su salida de AS Dragon (salida que envió al grupo a hibernar)– si bien no pone en duda aquella verdad enunciada, al menos se constituye como la excepción que confirma la regla. 

La trayectoria de AS Dragon todos la conocen: formado el grupo como equipo de musicalización del disco de spoken word que Bertrand Burgalat le propuso hacer a Michel Houellebecq (Présence humaine, 2000), mostraron después su talento colaborando con el propio Burgalat en una obra de sonoridad prolija y bien equilibrada (Bertrand Burgalat meets AS Dragon, 2001), para terminar independizándose y grabar dos álbumes bien recibidos (Spanked, 2003, y Va chercher la police, 2006) con Natacha Le Jeune como vocalista.

Natacha Le Jeune es famosa en la escena del rock francés por su personalidad desbordante. La entrada (y salida) de Le Jeune a AS Dragon significó una inyección (y un desinflamiento) de rock enérgico en los esquemas psicodélicos y retropop que constituyen la música de la banda. Muchos la han visto como la versión femenina de Iggy Pop, ya que su histrionismo sobre el escenario y su actitud desafiante frente a su propia audiencia parecen gestos que, calculadamente, evocan al antiguo cantante de The Stooges.   

En Oh La La!, la nueva banda de Le Jeune, todo es nuevo, pues ningún AS Dragon resultó invitado a la fiesta -si bien el tecladista Michaël Garçon estuvo involucrado en un principio, su paso por el grupo duró poco. Natacha Le Jeune se dedica a hacer lo que mejor sabe: cantar, cantar en francés (la canción "Comme je suis" de AS Dragon explora en profundo este asunto). A su lado aparece Benjamin Lebeau, un músico de una habilidad y una maestría realmente admirable para hacer lo suyo, quien ya ha demostrado su talento trabajando con The Film y con The Shoes. De la colaboración de ambos surge Oh La La!, una banda heredera de Blondie, Siouxsie and the Banshees, Rita Mitsokuo y B-52’s, que ya editó su primera obra titulada “Oh La La!”.

El disco se destaca por la instrumentación cuidadosa e inteligentemente escogida: pese a la variación el resultado es extremadamente coherente. Apenas once canciones cortas alcanzan para comprobar que los elogios a Oh La La! no son gratuitos. “Oser” es una canción muy pop, con ciertos giros de Brill Building y de R&B; “Really Nothing”, en cambio, explora el punk desde un ángulo nihilista. En “Un poing, c'est tout” se escucha a Philippe Katerine como invitado, mientras que “Carmen”, por su parte, invita a imaginarse cantando a una Peaches con bigotes, testosterona y un strap-on. “Paris ne t’aime pas”, “Not in the mood” y “Tomorrow” aportan lo suyo para equilibrar lo riesgoso de su propuesta sonora, pero es “Rendez-vous avec un salaud” –con sus letras fogosas y su melodía azucarada– la pieza maestra de la obra.

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