jueves, 20 de noviembre de 2014

El amor en tiempos de guerra

¿Cómo evocar la dolorosa cuestión de la Gran Guerra ahora que todo se ha dicho ya sobre el asunto y cualquier nueva palabra parece quitarle realidad a la tragedia en lugar de aumentársela? ¿Cómo hablar respetuosamente acerca de algo tan grave en los tiempos frívolos de YouTube si los últimos que podían dar fiel testimonio sobre el asunto hoy ya no existen? ¿Cómo comprender el suicidio colectivo en el que Europa se precipitó en 1914? La respuesta a esas preguntas es el ambicioso proyecto que Jean-François Roseau intenta desarrollar en su novela Au plus fort de la bataille.

Gracias al hallazgo casual de una caja con cartas fechadas en las primeras décadas del siglo XX, el narrador explora la historia de un triangulo amoroso que tiene sus raíces en el corazón del conflicto. Así el lector es sumergido en la historia de unos cuerpos que gravitan entre el amor y la violencia, entre el reino de Eros y los dominios de Tánatos.

Lo más interesante en la novela es su composición. El inicio parece contar demasiado, pero la historia va creciendo en complejidad a medida que las páginas avanzan. Las cartas que el novelista descubrió constituyen la columna vertebral del texto, pero los vacíos que las palabras de los personajes generan son llenados inteligentemente por el autor (cuya profesión es la de historiador y politólogo). De todos modos, este procedimiento tiene sus límites, por lo que es frecuente presenciar que las dudas que al narrador le nacen durante su tarea de reconstrucción se transfieran a la novela, generando momentos en los que el lector es incomodado y se ve obligado a reflexionar junto al autor acerca de los problemas relacionados al acto de narrar hechos verídicos. Esa apuesta por lo metaficticio obliga al receptor de Au plus fort de la bataille a emplear sus competencias en lógica y su experiencia vivencial para producir sus propias teorías acerca de lo que está leyendo.  

Los personajes de la novela son cuatro: tres hombres que giran en torno a una mujer. El primero de ellos, Alexandre, es un luthier que se ofrece como voluntario para ir al frente de batalla, ya que no soporta permanecer inactivo mientras la violencia bélica ya ha sido activada. Alexandre está casado con Hélène, una mujer muy joven, que, como cualquiera en su situación, sufre por la ausencia de su marido y por el conflicto en el que está envuelto su país. Como en la famosa novela Le diable au corps de Raymond Radiguet, la mujer sucumbe ante los encantos de otro hombre mientras su marido combate a los alemanes (en este caso el amante es un tal Damien Leroy, quien, pese a ser un funcionario del Estado francés, vive a la pesada realidad de la guerra con indiferencia). Sin embargo Hélène experimenta una suerte de redención al convertirse en madrina de guerra de Jean-Gabriel, un estudiante corso que ha decidido comprometerse con la causa francesa y que morirá fusilado por intentar desertar de las filas del ejército –las “madrinas de guerra” fueron mujeres que durante la Gran Guerra les enviaban cartas a los soldados que habitualmente no recibían correspondencia (por carecer de familia o por algún otro motivo particular); era un intento gratuito por apoyarlos moral y psicológicamente, dándoles consuelo y aliento; al principio a las mujeres involucradas en esa práctica se las consideró como una suerte de “santas cívicas”, pero a medida que empezaron a crecer los amoríos entre los soldados y ellas, se las denigró públicamente y se buscó desalentar la actividad.

La polifonía narrativa que desarrolla Roseau a través de esta novela epistolar permite construir una perspectiva plural de la Primera Guerra Mundial. Mediante esa opción, el autor puede mostrar tanto el horror inefable de las trincheras, como la violenta cultura cívica que reinó en Europa durante los años del conflicto, y los penosos pero alucinantes traumas psicológicos que sufrieron los combatientes.

Roseau se esfuerza por retratar al verdadero conflicto ideológico que cruzó a los franceses en contra de los alemanes. Según su perspectiva, la cultura misma devino un instrumento de propaganda que justificó a los campos de batalla. “¡La armonía francesa contra el furor germánico!” exclamará en un momento Alexandre: Roseau nos recuerda que ese enfrentamiento decimonónico que se creía haber visto entre la civilisation y la Kultur, o entre lo apolíneo y lo dionisiaco, terminó por empujar a dos naciones hacia el abismo de la guerra total.  

El mérito de Au plus fort de la bataille es que le permite a cualquiera comprender a la Historia a través de pequeñas historias. La Gran Guerra es expuesta como lo que fue: una profunda herida que afectó al siglo XX y que, aún hoy, no ha terminado de cicatrizar.

* Roseau, Jean-Francois. Au plus fort de la bataille. Éditions Pierre-Guillaume de Roux, París, 2014, 22,90 €

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