miércoles, 15 de abril de 2015

A la luz del alba

En esta época en la que cualquiera produce y difunde la música que compone, no es raro que incluso los artistas consagrados recurran directamente a sus seguidores para financiar sus proyectos. Joseph d’Anvers es ejemplo de ello: a través de la plataforma Kiss Kiss Bank Bank recaudó lo suficiente y, de manera independiente, lanzó Matins Blancs, su cuarto disco de estudio en algo así como diez años de carrera.

Este nuevo álbum de d’Anvers marca un regreso a los orígenes. Hay, entonces, un aire a Lescop en la canción “Marie”, y un eco de Miossec en “La nuit je t'aime quand même”. También Dominique A aparece en “Tremble” –quizás la mejor canción de Matins Blancs–, Bashung inspira a “Gaby”, y “Surexposé” parece una creación de Daho. El resto es puro d’Anvers.

El disco manifiesta cierta elegancia. “La vie à présent” demuestra que d’Anvers no necesita demasiado para probar de lo que es capaz como músico.

Matins Blancs gira en torno al pasado, a las pequeñas historias que uno a veces recuenta cuando amanece. Es un poco arriesgado entonces lo que hace: sonar melancólico sin querer ser patético.

Ciertamente la obra no es lo mejor que ha producido d’Anvers, pero al menos es una manera de conocer a este artista que alguna vez fuese llamado el “Claude Sautet de la chanson française”.

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