lunes, 20 de abril de 2015

French Gothic

Le cousin Jules es un documental extraordinario de 1972, que contraviene las convenciones del género. Probablemente sea por ese motivo que el largometraje de Dominique Benicheti (1943-2011) permaneció tantos años inédito, y recién ahora, en pleno año 2015, es estrenado. Quizás alguien vea a esta obra como emparentada con la trilogía Profils paysans de Raymond Depardon, pero, si bien ambos documentales versan sobre la agricultura ancestral, los enfoques y las técnicas de representación son significativamente diferentes.

Aquello que separa a la película de Benicheti de la de Depardon es, digámoslo así, la narración del conflicto. En Profils paysans los campesinos aparecen dando su testimonio acerca de su vida austera y difícil, en tanto que en Le cousin Jules casi no se escuchan palabras.

El documental de Benicheti muestra la jornada de dos octogenarios, un herrero de la región de Borgoña y su esposa. La cotidianeidad, por supuesto, está ritualizada, pero ninguno de los actos es extraordinario. La pareja vive como en el siglo XIX. El único signo de modernidad es la electricidad y un vehículo que se mueve gracias a un motor de combustión.

La construcción de Le cousin Jules es curiosa: se destaca particularmente el empleo del raccord, técnica cinematográfica un tanto ajena al mundo del documental. De todos modos ello no altera la magia. ¿Acaso los artificios que emplea el director engrandecen la representación de la realidad? Cada detalle golpea al espectador. Las obsesiones de los ancianos haciendo cosas tan triviales como pelar papas o usar un martillo, las técnicas tan comunes y tan únicas con la que ellos hacen lo que todos hacemos a diario, son mostradas de un modo secretamente impactante. La escena en la que la esposa le prepara el café a su marido en el taller es milagrosamente pictórica y aún así plenamente narrativa, como si Jean-François Millet se hubiese asociado a Émile Zola para dar el salto en conjunto al celuloide.

Antítesis del cine norteamericano en donde lo imaginario pretende exceder a lo real, Le cousin Jules se concentra en demostrar que la banalidad cotidiana es una experiencia tan temporal (y, por ende, tan vivencial) como sentarse en una sala obscura a mirar una película.

0 comentarios:

LinkWithin

Related Posts with Thumbnails