sábado, 22 de agosto de 2015

El arte de ahogarse entre clichés

Izïa Higelin heredó de Jacques, su padre, tanto el gusto por la música como el apellido famoso que le permitió penetrar en la escena de la música francesa contemporánea sin esforzarse demasiado. Izia (2009) y So much trouble (2011), es decir sus dos primeros álbumes, resultaron simpáticos, más allá de que en realidad no le aportasen nada nuevo al rock francés. Muchos señalaron que, por su empuje y por su energía en vivo, la muchacha parecía una émula de Janis Joplin. Y como hacer una carrera reflejándose en la imagen de otro no es muy recomendable para alguien con grandes aspiraciones, todos sus seguidores, esperanzados, se sentaron a observar como evolucionaba su personalidad, como quien mira a una oruga transformarse en mariposa.

Pues bien, sucede que cuatro años después del lanzamiento de su último disco de estudio, la joven Higelin (no nos olvidemos que estamos hablando aquí de una muchacha de unos 25 años) finalmente afirmó su personalidad. El problema es que no hay mucho que admirar.

Izïa Higelin antes rockeaba, ahora, en cambio, parece que olvidó como hacerlo: para sacudirse la etiqueta de la “Janis Joplin francesa” no tuvo mejor idea que afiliarse a ese movimiento de electro-pop que impera actualmente en el Hexágono. Y tan comprometida está con la moda del presente, que de hecho decidió dejar de cantar en inglés para empezar a hacerlo en francés.

La vague (tal es el nombre del disco al que refiero) es una colección de clichés de una jovencita que quiere demostrar que es elegante y sensual, y que por ello merece formar parte de la rotación musical diaria de las radios. Sin embargo las instrumentaciones son tan pobres que ni siquiera se esfuerzan por proponer una melodía que resulte pegadiza, lo que obstaculiza de entrada al plan de Higelin.

Como la música falla, entonces quien tiene la obligación de evitar el naufragio es la cantante. Y aquí emerge un problema evidente: Izïa Higelin no ha entrenado su voz lo suficiente y los equipos de audio no hacen milagros. El francés es una lengua magnífica, pero es también tremendamente exigente. Escribir y cantar en este idioma no es sencillo, y la Higelin lo aprendió del peor modo. Basta oír el verso “Yeah, you, je te donne tout” perteneciente a la canción “You” para sentir la incomodidad de alguien que no ha tomado conciencia de la verdadera dimensión de su lengua materna.

Creo que, a excepción de la canción “Les ennuis” en la que Izïa canta junto a Orelsan, La vague es completamente olvidable. La hija de Jacques Higelin –hermana, por cierto, del talentoso Arthur H– ha dado por fin una muestra de lo que realmente puede hacer. Y no es mucho. Pero al menos luce bien en ropa interior.  

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