Pese a que En attendant
Bojangles es una novela que
circula desde el 2014, recién con la reedición de enero de este año los
lectores franceses descubrieron masivamente a la prosa de Olivier Bourdeaut.
Empecemos
por explicar el título: el Bojangles al que se espera es el mismo vagabundo
bailarín de la famosa canción norteamericana compuesta por Jerry Jeff Walker, y
grabada por una infinidad de artistas que incluye a Bob Dylan, Billy Joel, Elton
John, John Denver, Sammy Davis Jr., JJ Cale, Harry Nilsson, Cat Stevens, Jaime Cullum,
Neil Diamond, Whitney Houston, Dolly Parton, Harry Belafonte y hasta Hugues
Aufray (que la registró en francés). Sin embargo la versión que se usa en esta
historia es la creada por Nina Simone, la cual resulta ser la canción preferida
de una pareja, que es la que protagoniza la narración.
El otro
personaje importante en esta novela es el niño que narra. En attendant
Bojangles es eso: la historia de una pareja que ha tenido un
hijo que vive con ellos. Pero la pareja no es una pareja promedio de
trabajadores que repiten una rutina en la que madrugan para ganar lo suficiente
como para pagar las cuentas, comprar comida y ahorrar para visitar la playa
durante una semana una vez por año. Se trata, en cambio, de dos bohemios,
locamente enamorados el uno del otro. Bien podrían ser Zelda y Scott Fitzgerald
viviendo en los felices años veinte.
El
niño, del que nunca sabemos su edad, pasa sus días en el enorme departamento de
la familia, viendo cómo sus padres organizan fiesta tras fiesta, a las que son
invitados toda una galería de curiosos personajes. El pequeño convive allí además
con Mademoiselle Superfétatoire, una grulla que vuela libre dentro de la
residencia. También va a la escuela, pero lo hace advertido por sus propios
padres de que no debe tomarse en serio lo que allí le digan –ellos quieren que
gane conocimientos pero no que lo adoctrinen. Y si bien alguien puede pensar
que todo lo contado se trata de una fantasía infantil, la presencia de algunas
páginas del diario personal del padre refuta esa conjetura.
Ese
escenario idílico se ve desarticulado cuando la mujer (de la que nunca sabemos
el nombre, ya que el niño la llama “mamá” y el marido la rebautiza con un
nombre diferente cada día en una especie de juego de amantes) empieza a
descender hacia lo patológico y deviene un caso psiquiátrico.
Allí
empieza la lección de vida, y la locura no acaba con el amor, sino que, por el
contrario, lo incrementa. La novela se vuelca a expresar entonces lo que es el
amor entre un padre y un hijo, entre un hijo y una madre, y entre dos esposos. Una
suerte de alegre melancolía recubre así a esta sagrada familia.
Profession du père de
Sorj Chalandon es una novela reciente que aborda el tema de la aparición de la
locura en los padres. Mas si bien la obra de Chalandon muestra el costado triste
y destructivo de esa situación, la de Bourdeaut
intenta hablar de la ternura, el cariño y la luz que emerge de esa sumatoria de
duros momentos. Por ello lo que sedujo a los franceses es el optimismo que atraviesa al libro.
En
Francia a Olivier Bourdeaut lo ven como emparentado a Boris Vian (autor de L'écume des jours) y a Alexandre
Jardin (autor de Le Zèbre). Yo agregaría que también hay en este autor un diálogo con sus colegas latinoamericanos
de aquel movimiento llamado “Boom”.
* Bourdeaut, Olivier. En attendant Bojangles. Finitude, Le Bouscat, 2016, 15,50 €
0 comentarios:
Publicar un comentario