Así como alguna vez se dijo que
Benjamin Biolay era el mejor discípulo de Serge Gainsbourg, hoy en Francia se
dice que Marvin Jouno es el mejor discípulo de Benjamin Biolay.
Aparentemente la veracidad tal
apreciación está justificada por la calidad de Intérieur nuit, el álbum debut de Jouno: más de un especialista
quedó impresionado por el nivel de escritura y de composición musical que la
obra manifiesta.
Esa madurez artística de la que
hace gala Jouno demuestra que el músico se ha esforzado en crear un disco en
donde ninguna de sus piezas resulta ligera: cada una de las canciones está inteligentemente
trabajada para que su sonido sea sólido y delicado, y los versos suenen profundos y meditados.
Jouno es un bretón que creció en
el área suburbana de París. Entre sus influencias se aprecian claramente los
nombres de Alain Bashung, Gérard Manset, Léo Ferré y Étienne Daho (Intérieur nuit de hecho incluye un cover
de “Le Grand Sommeil”), pero también hay ecos de New Order, Radiohead, The
Smiths y The Pale Fountains. El artista proviene del mundo del cine, por lo que
su disco debut contiene cierta fascinación por esos personajes que son material
para una película: “Si le vous vous plaît” habla de un soldado desertor que quiere
reunirse con su amada, “Exode 81”
cuenta acerca de una familia que deja su hogar en la campiña, “Les chers
leaders” explora la historia de la japonesa Megumi Yokota (algo que ya había
hecho Peter Frampton), “Est-ce l’Est ?” narra algo así como una aventura en
Berlín imaginada por Andrei Tarkovski. “Quitte à me quitter” es la canción más
poderosa de Intérieur nuit.
Angelo Foley y Agnès Imbault
colaboraron intensamente para que Jouno pueda alcanzar la consagración con su
primer álbum. El resultado final es una muestra de lo que el pop francés es
capaz cuando un puñado de poemas enigmáticos son esculpidos con elegancia y
sensibilidad sonora.
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