domingo, 13 de marzo de 2016

Una cierta mirada

Así como alguna vez se dijo que Benjamin Biolay era el mejor discípulo de Serge Gainsbourg, hoy en Francia se dice que Marvin Jouno es el mejor discípulo de Benjamin Biolay.

Aparentemente la veracidad tal apreciación está justificada por la calidad de Intérieur nuit, el álbum debut de Jouno: más de un especialista quedó impresionado por el nivel de escritura y de composición musical que la obra manifiesta.

Esa madurez artística de la que hace gala Jouno demuestra que el músico se ha esforzado en crear un disco en donde ninguna de sus piezas resulta ligera: cada una de las canciones está inteligentemente trabajada para que su sonido sea sólido y delicado, y los versos suenen profundos y meditados.

Jouno es un bretón que creció en el área suburbana de París. Entre sus influencias se aprecian claramente los nombres de Alain Bashung, Gérard Manset, Léo Ferré y Étienne Daho (Intérieur nuit de hecho incluye un cover de “Le Grand Sommeil”), pero también hay ecos de New Order, Radiohead, The Smiths y The Pale Fountains. El artista proviene del mundo del cine, por lo que su disco debut contiene cierta fascinación por esos personajes que son material para una película: “Si le vous vous plaît” habla de un soldado desertor que quiere reunirse con su amada, “Exode 81” cuenta acerca de una familia que deja su hogar en la campiña, “Les chers leaders” explora la historia de la japonesa Megumi Yokota (algo que ya había hecho Peter Frampton), “Est-ce l’Est ?” narra algo así como una aventura en Berlín imaginada por Andrei Tarkovski. “Quitte à me quitter” es la canción más poderosa de Intérieur nuit.

Angelo Foley y Agnès Imbault colaboraron intensamente para que Jouno pueda alcanzar la consagración con su primer álbum. El resultado final es una muestra de lo que el pop francés es capaz cuando un puñado de poemas enigmáticos son esculpidos con elegancia y sensibilidad sonora.

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