En 2012 la editorial Via Romana publicó
La France
au risque de l’Islam, una investigación del abogado Thierry Bouclier que versa sobre el avance social y
cultural de la segunda religión más practicada en el Hexágono (y de la que se
especula que, dentro de treinta años, se convertirá en la religión mayoritaria
en el país). En aquel libro, el autor escribió: “En los últimos años la
producción de los alimentos halal ha
experimentado un auge tal que todos los consumidores son susceptibles de
ingerirlos. Sean musulmanes o no.
Todo el mundo ha comido, come o comerá halal. Sin saberlo. Sin estar
informado acerca de ello.” La afirmación, más allá de que pretende encender las
alarmas, es verídica, puesto que los mataderos franceses que sacrifican
animales siguiendo las normas pautadas por la sharia o ley islámica no sólo son numerosos sino que además tienen
una considerable envergadura.
El 25 de mayo de 2013 la ONG Vigilance Halal –presidida por el veterinario rural Alain de Peretti– organizó un coloquio en París para intentar realizar un
examen serio y objetivo sobre la cuestión del procesamiento de alimentos según
la modalidad halal (y también según la modalidad kosher), buscando evitar los prejuicios ideológicos que normalmente
enturbian la cuestión. Para ello reunió a un grupo de juristas, profesionales
de las ciencias de la salud, productores ganaderos, periodistas, políticos y estudiosos de la religión y de la cultura islámica para que cada uno expusiese sus opiniones con
respecto al asunto. Vérités sur la viande
halal es el volumen que reúne las disertaciones de los expertos.
El libro enfatiza que los
alimentos halal rechazan el principio
elemental para el sacrificio de animales que rige en Francia: sedar o aturdir
al ganado para que, una vez inconsciente, se le pueda cercenar las carótidas y
las yugulares los más rápidamente posible, con el fin de que el desangramiento
se produzca en el periodo en que el animal permanece insensible al dolor. El
Código Rural francés, sin embargo, excluye la obligatoriedad de dejar
inconsciente al animal antes de sacrificarlo si se ha decidido hacerlo según
las prácticas rituales del culto islámico.
Los expertos consideran que el no
sedar o aturdir al ganado antes de matarlo genera un alto riesgo para el
consumidor: “El animal tarda mucho tiempo para morir […], reacciona con
espasmos violentos acompañados de defecaciones y emisiones de orina, que, al
mezclarse con la sangre que brota, contamina toda el área de sacrificio y muy
particularmente la prensa sobre la cual el animal se encuentra inmovilizado” (así es la prosa de muchos pasajes de este libro, como si hubiesen sido sacados de una novela de Zola). Los
musulmanes se exponen a esta práctica poco higiénica porque para su cultura se
considera un acto impuro ingerir cadáveres, por lo que deben asegurarse de que
la carne que comerán viene de un animal que llegó vivo al momento del
sacrificio.
Peretti, en la introducción al
volumen, señala que la comida halal
genera un riesgo alimentario entre la población que, en teoría, es fácilmente
evitable (pero que en la práctica obliga a generar un choque políticamente
incorrecto entre la ciudadanía contra la religión). El veterinario señala que en Suiza y Dinamarca han prohibido el halal,
pues además de la cuestión alimentaria, en esos países se busca evitar la
crueldad contra los animales y se pretende eliminar todas las vías que lo
yihadistas tienen para financiar con dinero occidental a sus actividades en
Oriente. La intención de Vigilance Halal es
concientizar a la gente de Francia acerca de los riesgos y peligros de la
gastronomía islámica, para que ésta decida qué hacer frente a ella.
* Peretti, Alain de (director). Vérités sur la viande halal. Éditions Godefroy de Bouillon, París, 2014, 18 €
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