domingo, 30 de noviembre de 2014

Cuando dos se vuelven una

Brigitte es, hoy por hoy, lo más brillante y lo más atípico de la escena indie pop de Francia. Este dúo formado por Sylvie Hoarau y Aurélie Saada editó su primer disco Et vous, tu m’aimes ? hace tres años, y desde entonces no ha cesado de endulzar escenarios con su propuesta musical retro pop electrónica y su simpática imagen hippie chic.

Et vous, tu m’aimes ? fue una obra muy poderosa, mediante la cual sus autoras, con total desinhibición, exploraron un buen número de posibilidades sonoras, reinventaron viejas canciones y derrocharon todo su encanto para armar juegos de palabras y contar historias divertidas, tiernas y a veces cínicas. Por ende el disco debe ser entendido más como la culminación de un aprendizaje que como el inicio de una experiencia (Encore, un álbum de covers que salió a la venta en 2012, vendría a ser una suerte de anexo bibliográfico de Et vous, tu m’aimes ?, pues la obra es algo así como un oblicuo homenaje a sus influencias –ABBA, Madonna, Donna Summer, Michael Jackson, Mylène Farmer, etc.– a través de reversiones lúdicas de canciones de Serge Gainsbourg, Johnny Hallyday, George Michael y Metronomy entre otros).

Ahora acaban de editar A bouche que veux-tu, un álbum que, si bien no cambia el rumbo de la banda, las lleva un paso más allá de donde se detuvieron la última vez. Ello se evidencia por ejemplo en el cambio de apariencia: Sylvie Hoarau ya no es la morocha con los anteojos enormes que parecía una versión joven de Nana Mouskouri, y Aurélie Saada ha dejado de ser la rubia atrevida que era fácil de confundir con una Kate Moss de entrecasa; por el contrario parece que ahora han decidido jugar con el devenir gemelas, algo que no es sólo una cuestión visual, sino también sonora, ya que el nivel de armonización de ambas voces que se aprecia en las canciones de esta nueva obra es una de las cosas que más agradecerá el público.  

A bouche que veux-tu está envuelto en una atmósfera disco, es como una suerte de banda sonora para dancing queens que han entrado finalmente en la adultez o que dejan a sus hijos al cuidado de sus maridos un viernes a la noche para desestrarse después de haber sobrevivido a una semana pesada (Et vous, tu m’aimes ? tenía algunos momentos bailables como “Oh la la”, pero esas canciones, a diferencia de lo que sucede ahora, constituyeron más la excepción que la regla de su anterior álbum). De punta a punta el disco está atravesado por un espíritu que celebra lo femenino, pero afortunadamente no de un modo feminista. No se trata de dos amazonas con deseos de incendiar una ciudad con sarcasmos e ironías –en Francia a mujeres así se las llama “pétroleuses, sino que son más bien una versión paródica de las célebres Thelma y Louise.  

Hay mucho recurso a la world music: “Les filles ne pleurent pas” tiene un ritmo arabizante, en “Hier encore” se oye una suerte de eco de Amadou y Mariam, y “Plurielle” juega con el reggae. “Embrassez vous” es una suerte de homenaje a la década de 1960, en tanto que a “Oh Charlie chéri” bien la podría haber creado Catherine Ringer. “Le perchoir” es uno de los pocos momentos donde el dúo cambia el tono funky para experimentar con algo más folk.

La canción que la da nombre al disco, me refiero, claro, a “A bouche que veux-tu”, es excepcional: el sonido impecable, las voces sensuales, el ritmo que circula, la melodía que acierta, todo ello demuestra que este dúo puede lograr mucho siguiendo solamente su instinto e invitando al público a ingresar en ese universo de café-concert parisino dominado por una Brigitte que es tan imponente como la Bardot, tan desenvuelta como la Lahaie y tan delirante como la Fontaine.

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