Brigitte es, hoy por hoy, lo más
brillante y lo más atípico de la escena indie pop de Francia. Este dúo formado por
Sylvie Hoarau y Aurélie Saada editó su primer disco Et vous, tu m’aimes ? hace tres años, y desde entonces no ha cesado
de endulzar escenarios con su propuesta musical retro pop electrónica y su simpática
imagen hippie chic.
Et vous, tu m’aimes ? fue una obra muy poderosa, mediante la cual
sus autoras, con total desinhibición, exploraron un buen número de
posibilidades sonoras, reinventaron viejas canciones y derrocharon todo su
encanto para armar juegos de palabras y contar historias divertidas, tiernas y
a veces cínicas. Por ende el disco debe ser entendido más como la culminación
de un aprendizaje que como el inicio de una experiencia (Encore, un álbum de covers que salió a la venta en 2012, vendría a
ser una suerte de anexo bibliográfico de Et
vous, tu m’aimes ?, pues la obra es algo así como un oblicuo homenaje a sus
influencias –ABBA, Madonna, Donna Summer, Michael Jackson, Mylène Farmer, etc.–
a través de reversiones lúdicas de canciones de Serge Gainsbourg, Johnny
Hallyday, George Michael y Metronomy entre otros).
Ahora acaban de editar A bouche que veux-tu, un álbum que, si
bien no cambia el rumbo de la banda, las lleva un paso más allá de donde se
detuvieron la última vez. Ello se evidencia por ejemplo en el cambio de apariencia:
Sylvie Hoarau ya no es la morocha con los anteojos enormes que parecía una
versión joven de Nana Mouskouri, y Aurélie Saada ha dejado de ser la rubia
atrevida que era fácil de confundir con una Kate Moss de entrecasa; por el
contrario parece que ahora han decidido jugar con el devenir gemelas, algo que
no es sólo una cuestión visual, sino también sonora, ya que el nivel de armonización
de ambas voces que se aprecia en las canciones de esta nueva obra es una de las
cosas que más agradecerá el público.
A bouche que veux-tu está envuelto en una atmósfera disco, es como
una suerte de banda sonora para dancing
queens que han entrado finalmente en la adultez o que dejan a sus hijos al
cuidado de sus maridos un viernes a la noche para desestrarse después de haber
sobrevivido a una semana pesada (Et vous,
tu m’aimes ? tenía algunos momentos bailables como “Oh la la”, pero esas
canciones, a diferencia de lo que sucede ahora, constituyeron más la excepción
que la regla de su anterior álbum). De punta a punta el disco está atravesado
por un espíritu que celebra lo femenino, pero afortunadamente no de un modo
feminista. No se trata de dos amazonas con deseos de incendiar una ciudad con
sarcasmos e ironías –en Francia a mujeres así se las llama “pétroleuses”–, sino que son más bien una versión paródica de las célebres Thelma
y Louise.
Hay mucho recurso a la world music: “Les filles ne pleurent pas” tiene
un ritmo arabizante, en “Hier encore” se oye una suerte de eco de Amadou y
Mariam, y “Plurielle” juega con el reggae. “Embrassez vous” es una suerte de
homenaje a la década de 1960, en tanto que a “Oh Charlie chéri” bien la podría
haber creado Catherine Ringer. “Le perchoir” es uno de los pocos momentos donde
el dúo cambia el tono funky para experimentar con algo más folk.
La canción que la da nombre al
disco, me refiero, claro, a “A bouche que veux-tu”, es excepcional: el sonido
impecable, las voces sensuales, el ritmo que circula, la melodía que acierta, todo
ello demuestra que este dúo puede lograr mucho siguiendo solamente su instinto
e invitando al público a ingresar en ese universo de café-concert parisino dominado por una Brigitte que es tan
imponente como la Bardot ,
tan desenvuelta como la Lahaie
y tan delirante como la
Fontaine.
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