El fútbol es el deporte más
popular del mundo. Creo que su atractivo proviene de su simplicidad: tanto
comprenderlo como jugarlo es una cuestión extremadamente sencilla, sólo se
necesita tener un balón (o algo que se pueda patear) y asimilar un puñado de
reglas elementales.
En los últimos cien años el
fútbol ha adquirido una masividad descomunal, lo que ha llevado a que se cree
en torno suyo una industria gigantesca que mueve cifras espeluznantes de
dinero. Y pareciera ser que existe una ley que establece que mientras más
dinero entra en juego, mayor sordidez florece en el espíritu humano.
Por suerte existe gente que
intenta combatir esa sordidez. No es mucho lo que pueden hacer, claro, pero al
menos queda el consuelo de haber denunciado a los demonios que acechan al mundo
del fútbol.
El libro Je suis le footballeur masqué es uno más de esos intentos por dar a
conocer ese trasfondo horroroso que se oculta detrás de las coloridas camisetas
y los verdes campos de juego.
La obra nació en Inglaterra. Hace
unos años el diario The Guardian
comenzó a publicar artículos firmados por The Secret Footballer, un supuesto
jugador profesional que conoce de primera mano lo que sucede entre futbolistas, entrenadores y dirigentes fuera de los
estadios porque lo vive (o lo ha vivido) en carne propia. La columna de este
personaje fue tan popular en las islas británicas, que ya se publicaron dos
libros firmados por The Secret Footballer.
Esperando repetir ese éxito, la
editorial Hugo & Cie, a través de su colección Hugo Sport, auspició a la versión francesa de The Secret Footballer:
Le Footballeur Masqué. Ignoro si los galos compraron la franquicia o si
simplemente se apropiaron de la idea, pero lo cierto es que el universo del
fútbol de Francia es tan apto para acoger a un personaje así como lo es cualquier
otro país en donde el fútbol se haya convertido en una desproporcionada pasión
popular.
Je suis le footballeur
masqué recoge numerosas
anécdotas. El lenguaje es crudo, sin demasiada malicia pero con sobrado
humor. El autor, un jugador profesional retirado según lo que el libro dice,
confiesa no haberse podido adaptar a su vida como famoso, por lo que nunca se
embriagó de vanidad (como si lo hicieron muchos compañeros suyos). De allí que el
torbellino de vulgares lujos, de mujeres fáciles, de autos veloces y de drogas estimulantes le pasó por al
lado.
El libro también recoge críticas
contra la extraña economía que funciona en el fútbol europeo: por ejemplo se
señala que un jugador gana cientos de miles de euros mensuales pero es multado
sólo con 100 euros cada vez que llega tarde a un entrenamiento, algo que
vendría a ser en el fondo ridículo. Además hay decenas de páginas destinadas a
explicar los laberintos contractuales mediante los cuales los clubes pueden
explotar jugadores o los representantes de futbolistas pueden estafar a los
clubes.
Fuera de ello, Je suis le footballeur masqué emite
opiniones sobre famosos futbolistas franceses (especialmente sobre aquellos que
ganaron la Copa
del Mundo de 1998) y devela infidencias sobre prostitución, infidelidades y
otros episodios de alcoba protagonizados por quienes se ganan la vida
convirtiendo o evitando goles. Así revive toda la cuestión del romance entre
Ludovic Giuly y la esposa de Raymond Doménech, nos informa que Jérôme Rothen y
Mathieu Valbuena son dos tipos inseguros y demagogos y que Jean-Luc Vasseur y Hervé
Renard son dos sujetos frívolos, nos confirma que Yoann Gourcuff es un producto
fallido de la mercadotecnia, desliza que Hatem Ben Arfa es un zafio, y, entre
otras muchas cosas, señala que Ronaldinho desperdició su talento por su
incontrolable amor a las orgías.
Pese a que Le Footballeur Masqué
tiene decenas de enemigos y hasta una cuenta en Twitter, nadie sabe exactamente
quien es. Algunos especulan que podría ser Edouard Cissé, dado que muchos de
los datos que el autor da de si mismo coinciden con los del volante retirado,
pero es muy probable que Le Footballeur Masqué sea un pseudónimo colectivo, útil
para que muchos deportistas hagan su descargo quejumbroso por ser parte de una
maquinaria del espectáculo que produce dinero sin agotarse.
* Anónimo. Je suis le footballeur masqué. Hugo & Cie, París, 2015, 16,50 €
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