viernes, 20 de febrero de 2015

Recuerdo de un baile de máscaras

El fútbol es el deporte más popular del mundo. Creo que su atractivo proviene de su simplicidad: tanto comprenderlo como jugarlo es una cuestión extremadamente sencilla, sólo se necesita tener un balón (o algo que se pueda patear) y asimilar un puñado de reglas elementales.

En los últimos cien años el fútbol ha adquirido una masividad descomunal, lo que ha llevado a que se cree en torno suyo una industria gigantesca que mueve cifras espeluznantes de dinero. Y pareciera ser que existe una ley que establece que mientras más dinero entra en juego, mayor sordidez florece en el espíritu humano. 

Por suerte existe gente que intenta combatir esa sordidez. No es mucho lo que pueden hacer, claro, pero al menos queda el consuelo de haber denunciado a los demonios que acechan al mundo del fútbol.

El libro Je suis le footballeur masqué es uno más de esos intentos por dar a conocer ese trasfondo horroroso que se oculta detrás de las coloridas camisetas y los verdes campos de juego.

La obra nació en Inglaterra. Hace unos años el diario The Guardian comenzó a publicar artículos firmados por The Secret Footballer, un supuesto jugador profesional que conoce de primera mano lo que sucede entre futbolistas, entrenadores y dirigentes fuera de los estadios porque lo vive (o lo ha vivido) en carne propia. La columna de este personaje fue tan popular en las islas británicas, que ya se publicaron dos libros firmados por The Secret Footballer.

Esperando repetir ese éxito, la editorial Hugo & Cie, a través de su colección Hugo Sport, auspició a la versión francesa de The Secret Footballer: Le Footballeur Masqué. Ignoro si los galos compraron la franquicia o si simplemente se apropiaron de la idea, pero lo cierto es que el universo del fútbol de Francia es tan apto para acoger a un personaje así como lo es cualquier otro país en donde el fútbol se haya convertido en una desproporcionada pasión popular.

Je suis le footballeur masqué recoge numerosas anécdotas. El lenguaje es crudo, sin demasiada malicia pero con sobrado humor. El autor, un jugador profesional retirado según lo que el libro dice, confiesa no haberse podido adaptar a su vida como famoso, por lo que nunca se embriagó de vanidad (como si lo hicieron muchos compañeros suyos). De allí que el torbellino de vulgares lujos, de mujeres fáciles, de autos veloces y de drogas estimulantes le pasó por al lado.

El libro también recoge críticas contra la extraña economía que funciona en el fútbol europeo: por ejemplo se señala que un jugador gana cientos de miles de euros mensuales pero es multado sólo con 100 euros cada vez que llega tarde a un entrenamiento, algo que vendría a ser en el fondo ridículo. Además hay decenas de páginas destinadas a explicar los laberintos contractuales mediante los cuales los clubes pueden explotar jugadores o los representantes de futbolistas pueden estafar a los clubes.

Fuera de ello, Je suis le footballeur masqué emite opiniones sobre famosos futbolistas franceses (especialmente sobre aquellos que ganaron la Copa del Mundo de 1998) y devela infidencias sobre prostitución, infidelidades y otros episodios de alcoba protagonizados por quienes se ganan la vida convirtiendo o evitando goles. Así revive toda la cuestión del romance entre Ludovic Giuly y la esposa de Raymond Doménech, nos informa que Jérôme Rothen y Mathieu Valbuena son dos tipos inseguros y demagogos y que Jean-Luc Vasseur y Hervé Renard son dos sujetos frívolos, nos confirma que Yoann Gourcuff es un producto fallido de la mercadotecnia, desliza que Hatem Ben Arfa es un zafio, y, entre otras muchas cosas, señala que Ronaldinho desperdició su talento por su incontrolable amor a las orgías.   

Pese a que Le Footballeur Masqué tiene decenas de enemigos y hasta una cuenta en Twitter, nadie sabe exactamente quien es. Algunos especulan que podría ser Edouard Cissé, dado que muchos de los datos que el autor da de si mismo coinciden con los del volante retirado, pero es muy probable que Le Footballeur Masqué sea un pseudónimo colectivo, útil para que muchos deportistas hagan su descargo quejumbroso por ser parte de una maquinaria del espectáculo que produce dinero sin agotarse.

* Anónimo. Je suis le footballeur masqué. Hugo & Cie, París, 2015, 16,50 €

0 comentarios:

LinkWithin

Related Posts with Thumbnails